Maitetxu Larraechea, directora ejecutiva de Girls in Tech, habló con Hostname acerca del rol, los desafíos y la importancia de las mujeres en la industria tecnológica.
Maitetxu Larraechea o Maite, como prefiere que la llamen, llega puntual a las 10 de la mañana a un café ubicado en la comuna de Las Condes. Una puntualidad que contrasta con la creencia popular de que las mujeres llegan tarde, estereotipos que la directora ejecutiva de Girls in Tech no comparte.
Otro de los estereotipos más comunes suelen indicar que las mujeres son personas ordenadas, estructuradas, pero ella no se siente parte de esa categoría, aunque señala que a pesar de eso “me ha ido bien”. Y basta ver el éxito que ha conseguido la organización que encabeza para dar cuenta de aquello.
Girls in Tech, creada en 2007, con base en San Francisco, California, es una organización sin fines de lucro que busca identificar, conectar y dar visibilidad a las mujeres que lideran el sector tecnológico. Por esta razón es que en Hostname quisimos hablar con Maite, historiadora de la UC y periodista de la Universidad de Georgetown, para conocer su opinión sobre el escenario actual de la mujer en el emprendimiento tecnológico y los desafíos en la materia.
¿Cuándo nace Girls in Tech y cuál es su objetivo?
Girls in Tech es una fundación internacional que trajimos a Chile en 2013. Esta fundación lo que hace es promover la participación femenina en la creación de tecnologías, puesto que las mujeres son grandes usuarias de la tecnología, son las reinas del WhatsApp, de las redes sociales, pero en la creación de estas tecnologías es en donde hay una baja participación. En las startups es de un 5%, en las ciencias de la computación ya está bajo el 15%, en Chile a veces bajo el 10%.
En ese contexto nacen estas fundaciones, que son varias. Nosotros somos una de las fundaciones globales para atacar el tema y la trajimos a Chile en 2013. Partimos haciendo la programación global que hace la fundación en todo el mundo y conforme fuimos avanzando y ganando experiencia, también fuimos creando iniciativas que responden estrictamente al contexto local. Esas iniciativas son una academia para emprendedoras, que se llama Ada Lovelace, en honor a la pionera de la programación, e Ingeniosas, que es un programa para niñas, para motivarlas en la ciencia y la tecnología. Esta última tiene una mirada más holística, que toma todas las STEM (Ciencias, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas) para niñas.
¿Hace cuanto existe el programa Ingeniosas?
Ingeniosas como tal, existe hace un año, porque es la consolidación de un trabajo previo que hicimos con niñas dos años antes. En 2015 y 2016 celebramos el Día Mundial de las Niñas en las TIC’s, que es una de estas celebraciones que hace Naciones Unidas y que se hace el mismo día en todo el mundo. Entonces, celebramos ese hito dos años y era una experiencia para 250 niñas en un auditorio, en el cual les poníamos charlas, talleres de robótica y más. Después, durante el año, hacíamos pequeñas cositas en talleres. Después de dos años haciendo eso, en 2017 consolidamos ese trabajo, lanzando el programa Ingeniosas propiamente tal, como una iniciativa con metas propias.
Conversando con Catalina Araya de País Digital, nos comentaba que ellos desarrollan Programa tus Ideas, que especializa a jóvenes en programación en el colegio. ¿Crees que ahí hay que poner en las y los jóvenes, como lo hace Ingeniosas?
Por supuesto. Por ejemplo, a Ingeniosas este año se sumaron más de 30 instituciones. Sumamos a entidades privadas, entes del gobierno y muchas ONG’s amigas. Nuestro diferenciador es que nosotros trabajamos con las niñas, de hecho somos colaboradores en iniciativas que son para niñas y niños en general y cuando nos metemos ahí y vemos lo que hacen, nuestro aporte son correcciones que permitan garantizar el interés de las niñas. Todas las iniciativas que existen, entre ellas la de País Digital, saben que es un problema interesar a los niños en estas áreas y dentro de ese escenario motivar a las niñas exige ciertas directrices metodológicas sobre cómo hacer las cosas para que ellas no se alejen. Pero si juntas en la misma sala hombres y mujeres y no haces énfasis marcado en cómo trabajas con las niñas, esas niñas se van.
¿Por qué es necesario hacer ese énfasis? ¿Por qué es necesario, según tú opinión, trabajar de forma especial con las niñas?
Hay una serie de estudios que están intentando entender por qué pasa esto. Cuando en una sala hay niños y niñas y entramos a estas materias, ellas preguntan menos, se retraen, no toman roles de liderazgo. Si tú haces un grupo en la clase de tecnología y dices ya niños hagan tal cosa, lo más probable es que esas niñas tomen un rol secundario, siendo que muchas veces las niñas, en las otras materias donde sí son catalogadas como más femeninas, como las humanidades, casi siempre las líderes son ellas.
Entonces, ¿por qué no asumen roles de liderazgo en las STEM? Habla con cualquier profesor de tecnología y te va a decir que eso ocurre. Las niñas en matemáticas no preguntan, se quedan con la duda, en la clase de tecnología asumen un rol más pasivo, etc. Ese es el escenario. ¿Por qué pasa esto? Hay muchos estudios, demasiadas teorías. La mayoría de las explicaciones vienen por dos áreas.
Culturalmente a las niñas se les presenta desde el juego para delante, desde los 3 años, un rol más contenedor, más tranquilo, es decir, el típico estereotipo del niño rodando cerro abajo en su bicicleta, en cambio a la niñita más tranquila, más contenedora. Se enfatiza un tipo de personalidad que es más lejano al riesgo y que es menos explorador y las STEM son, en el caso del emprendimiento, puro riesgo y en las otras aplicaciones de las STEM, la investigación, la creación de tecnología es experimentación. Si no potencias que esa niña sea exploradora, que experimente, que trate cosas nuevas, esa niña desarrolla una personalidad que es menos proclive hacia las STEM. Eso en cuanto a los rasgos de personalidad.
Tenemos esas personalidades y luego llegamos a la sala de clases y esos niños que ya vienen con una personalidad un poquito condicionada se encuentran con el sesgo de los profesores o de los papás, que ya vienen con una carga histórica, de vida.
Yo misma puedo contar historias de mi mamá tratando de hacer la tarea de matemáticas conmigo. Yo lloraba y mi mamá lloraba conmigo. Todas las mujeres tienen estas historias. Entonces, primero se incuba este tipo de personalidad, de mujeres menos propensas al riesgo, menos exploradoras, que enfocan su curiosidad por el lado de las artes y no por este lado. Y luego las meten a la sala de clases donde se encuentran con adultos que vienen con un sesgo instalado. Esa mezcla es fatal.
¿Existe machismo en la industria tecnológica?
Es interesante que para eso, hablemos del espacio laboral, porque aquí nos estamos trasladando en el tiempo. Partimos hablando de Ingeniosas, que es un programa para niñas, en el cual condicionamos su personalidad, pero luego se encuentran con una brecha en la sala de clases. A los 12 años se produce una brecha muy marcada, por lo mismo es que el programa está enfocado para niñas de esa edad, porque en la adolescencia se marca con mucha fuerza. Si tú vas con niños de 7 u 8 años, aún no está tan marcada. Hay algunos indicios, pero no es una cosa brutal, que sí se da a los 14 años.
Yo, por ejemplo, me acuerdo de haber descartado las matemáticas en octavo básico, con promedio 6,5 y decía que era mala para las matemáticas. Hay 500 mujeres igual que yo. Luego te vas a la enseñanza media y la brecha ya está instalada. Pero si nos quedamos con las mujeres que sí siguieron, esas poquitas que fueron pioneras, que siguieron en las STEM y que entraron a esas carreras en la universidad, una vez que llegan al mundo laboral, se vuelven a encontrar otra brecha. En el fondo, ellas aguantan los 6 años en la universidad siendo minoría y llegando al espacio laboral vuelven a encontrar una baja, porque se encuentran un espacio en donde existen puros códigos masculinos para navegar una carrera en estas multinacionales de tecnología. Se trata de como tú navegas las cosas y se hace difícil si navegas en un espacio en donde todos los códigos les son ajenos.
Se crea un ambiente en donde los códigos que se usan para avanzar no son necesariamente los que ellas tienen. Y en esa misma época, hablamos de mujeres de 28 a 32 años, la mayoría de ellas conoce a alguien e inicia una familia. Entonces, ¿cómo culparlas? Si tú tienes en una mano un desarrollo profesional de alta complejidad donde han puesto décadas de esfuerzo, pero están en un ambiente en el que simplemente no se pueden desenvolver con la misma facilidad que sus competidores y en la otra mano tienes un espacio en donde están realizadas, con familia, una buena pareja, etc., ¿cómo culparlas de que dejen un ambiente hostil, difícil de navegar, por un ambiente en donde están realizadas?
Para que una mujer no deje su carrera por la familia, ese espacio laboral tiene que ser igual de gratificante. Si tiene su familia, su espacio de satisfacción emocional, sus hijos que la llenan, para que esa mujer no se vaya, el espacio laboral debe ser igual de atractivo.
No deja de llamar la atención que a nivel de sociedad vemos que las mujeres se han ido empoderando cada vez más en distintos ámbitos, pero si vemos los números, enfocándonos en la industria tecnológica, vemos que las mujeres van a la baja en cuanto a participación…
Es un excelente punto. Ingeniosas es una serie de talleres todo el año, pero en abril de cada año nosotros hacemos un gran hito que es una gran semana de actividades y este año fue la presidenta. Fue maravilloso tenerla ahí, le da visibilidad al tema, entonces estábamos ahí en el acto y tuve la fortuna, como directora del programa, de sentarme junto a ella durante la actividad.
En un momento dijo algo como “cuando yo estudié medicina éramos poquitas, pero ahora cada vez son más” y yo le dije algo así como “sí presidenta, pero en esta área precisamente el problema es que los números van a la baja”. Por eso existen organizaciones como Girls in Tech y sus distintos programas, y tantas organizaciones en el mundo, para ver si entre todas logramos cambiar el panorama. Todo esto, porque efectivamente el número de mujeres en los directorios va aumentando lentamente, pero va para arriba, mujeres en política, lento, pero va para arriba, mujeres en tecnología va para atrás.
De hecho algunos datos indican que Chile sólo tiene 31% de participación de mujeres en investigación científica, contrastando con el 62% de Bolivia, el 56% de Venezuela o el 53% de Argentina. ¿Cuál es tu explicación para estas diferencias?
Yo creo que estamos todos un poquito perplejos con respecto a esto. Sin embargo, hay un número en donde Chile va bien y es en el de las mujeres emprendiendo en tecnología, porque en los últimos 10 años, el Estado ha puesto harto foco en Corfo. Entonces, por ejemplo, en las aceleradoras de tecnología del mundo, hay 7% de mujeres. En Startup Chile que es como “la aceleradora chilena” hay más del 16%, aunque ahora crearon un programa que es sólo para mujeres, por lo que esa cifra debe haber aumentado, pero es el doble que en Estados Unidos o Israel. Entonces, en investigación tecnológica, tenemos un mal número, en número de mujeres estudiando carreras de tecnología estamos bajo el 10%, que es definitivamente menor que en los otros países, pero en emprendimiento tecnológico estamos un poco mejor, porque ha habido una apuesta decidida del Estado.
Siguiendo con el emprendimiento, ¿cuál es el escenario actual del emprendimiento femenino en tecnología a nivel global y cuál es la realidad de Chile si se hace una comparación?
Lo primero que destacaría es que en emprendimiento tecnológico femenino no estamos mal, si es que lo comparamos con otros países. Obviamente un 16% no es un número que nos ponga feliz, pero es mejor que un 8%. Nosotros lanzamos una academia que se llama Ada Lovelace, que es para emprendedoras de tecnología y hay buenos casos en la academia y tenemos suficientes postulaciones todos los años. Es decir, hay un interés. La mujer siempre ha emprendido. Si tú tomas cualquier tipo de emprendimiento verás que la mujer tiene una participación sobre el 40%. El objetivo es invitar a esas mujeres a sumarse al desafío de la transformación digital y ese desafío en Chile no está tan mal. Nosotras recibimos todos los años emprendedores que tienen un negocio tradicional y que quieren transformarlo digitalmente.
¿Por qué una mujer debería aceptar el desafío de emprender y qué es lo que puede aportar al mundo tecnológico?
Lo primero es la oportunidad personal. Emprender es una experiencia transformadora, te conviertes en una nueva persona y descubres talentos y capacidades que no sabías que tenías. Lo primero para mí, es la ganancia personal, no sólo monetaria, sino que en cuanto a las capacidades que tú descubres de ti mismo.
Viéndolo desde el mercado, lo beneficioso es que si tú incluyes nuevos actores, estos actores tienen nuevas miradas. Las mujeres pueden tener una mirada sobre áreas o industrias que no son atendidas por otra población. Nuevas miradas van a revolucionar nuevas áreas y no sólo las mujeres, ya que pueden ser personas de regiones, personas con distintos background religiosos, personas con distintas competencias profesionales o técnicas. Una persona por ejemplo, que creció en un área rural va a ver problemas distintos a alguien que creció en la ciudad.
El otro día vi una entrevista al ministro de tecnología colombiano, en donde decía que en Silicon Valley se hace un montón de innovación, pero no conocen la pobreza. Es poco probable que ellos puedan innovar para resolver la pobreza. Nosotros en cambio, en nuestros países sudamericanos podemos tener otra mirada para resolver ese problema. Ese es el valor de la diversidad.
Nuestra fundación pelea porque haya más mujeres en tecnología, pero es parte de una pelea mayor, que es por la diversidad en el mundo de la tecnología. Son las mujeres, las personas de regiones, las distintas manifestaciones de la diversidad y la entrada de esos actores beneficia al mercado en general, lo hace crecer, lo revoluciona, abre nuevas oportunidades que antes no estaban. Imagínate si hubiera un emprendedor del área rural que revolucionara el tema del transporte, no sería Uber, ya que Uber es la ciudad. ¿Cuál es el Uber de las zonas rurales, de las regiones? ¿Dónde está ese emprendedor?
La diversidad en todos sus ámbitos parece ser la clave de esta revolución…
Las mujeres son un componente de la diversidad, pero dentro de ellas mismas no son todas iguales. También los distintos componentes de la diversidad se cruzan, de hecho en Estados Unidos hay organizaciones de lesbianas en tecnología y ellas dicen saben que nuestra experiencia es distinta, están organizadas, tienen su agenda y sus temas. Es importante hacerlo ver porque las mujeres no son todas iguales, también hay diversidad dentro de las mujeres.
También es importante la diversidad territorial. Nosotros tenemos presencia en cuatro regiones, que son Valparaíso, Bío Bío, Los Lagos y Santiago. Nos gustaría crecer un poco para el norte, ahí nos falta. Yo soy nortina, así que es como un dolor personal, pero la institucionalidad es difícil. Vamos lento pero seguro.
Además, tenemos ganas de meternos en talleres de tecnología para mujeres de mayor edad y eso es diversidad etárea. Dentro de nuestro directorio por ejemplo, hay mujeres jóvenes y otras mayores y decimos bueno, qué hacemos para esta población. Dentro de las mujeres también hay diversidad y se cruzan distintas cosas.
Según su experiencia, ¿han percibido interés de parte de este grupo etáreo (mujeres mayores) por la tecnología?
Sí, obviamente los intereses son distintos, porque la mayoría no está buscando emprender, pero sí están buscando, por ejemplo, alfabetizarse digitalmente y así comunicarse apropiadamente con su familia, solucionar trámites del día a día. Es como la típica abuela que le muestras la aplicación del banco y le cambias su vida, y así no tiene que pedirle a nadie que la lleve al banco. Son cosas sencillas, que mejoran la vida de las personas.
Hablando con Catalina, de Programa tus Ideas, sostenía que en Chile somos buenos usuarios de tecnología, pero no somos creadores, que es la deuda pendiente. ¿Estás de acuerdo con esta afirmación?
Si nos referimos a ser creadores de tecnología, tenemos dos áreas. Una es producir software, como consultoras tecnológicas, y la otra es emprender en tecnología. Yo diría que en cuanto a emprender en tecnología estamos creciendo y somos un líder sudamericano. Está Colombia, Chile y Argentina también, con menos apoyo estatal, pero se las arreglan de todos modos.
En Sudamérica en relación a creación de tecnología en cuanto a emprendimiento tecnológico sí estamos entre los líderes, obviamente queremos ser un líder mundial, esa es la ambición, pero por lo menos a nivel sudamericano estamos liderando.
Ahora, talento en cuanto a consultoría tecnológica y creación de software es distinto. Todas las empresas de tecnología tienen el problema de contratar en Chile. Las consultoras internacionales son particularmente atractivas para los consultores chilenos. Ahí está el problema, en que ahogan un poco a la pyme. La pyme que hace software en Chile la sufre para capturar talentos porque las multinacionales se los llevan. Es difícil, hay una competencia por el talento heavy. Todas estas empresas trabajan levantándole el talento a las otras. Es todo un tema y se termina contratando a gente de afuera.
Por lo general, se dice que las mujeres tienen cualidades como el orden o ser más estructuradas. En términos cualitativos, ¿qué puede aportar una mujer a la industria tecnológica?
Yo ahí tengo una opinión un poco díscola. Si bien es cierto que podemos mirar a las mujeres en tecnología e identificar algunos rasgos como de prolijidad, también eso es estereotipar a las mujeres. Yo no calzo con ninguna de ellas y me ha ido lo más bien en el rubro. Las mujeres en tecnología no necesariamente son constructoras de equipo, buenas comunicadoras, muchas de las mujeres que trabajan en tecnología no responden a las cualidades femeninas. Entonces, hay que tener cuidado con pedirles eso.
Hay excelentes consultoras, excelentes ingenieras, que son más cuadradas, que no necesariamente la comunicación es su fuerte, que necesitan el mismo coaching en comunicación y habilidades blandas que su compañero masculino que está sentado al lado. Hay que tener cuidado de no exigirles eso sólo porque sean mujeres.
Son cualidades individuales de las personas y hay que ver qué personas cumplen con esas cualidades, pero no exigírselas porque son mujeres. Eso también es estereotipar su participación. Yo reconozco que hay algunos rasgos que son identificables en grandes grupos de mujeres, pero soy cauta, ya que ese no es el punto de valor. La mujer en tecnología no es valiosa porque es buena comunicadora o constructora de equipos, ella es valiosa porque así como todos los otros elementos de la diversidad, ellas traen una mirada distinta. Hay hombres que poseen habilidades blandas, mucho mejor que las mujeres. Hay que tener cuidado con eso.
Si una mujer se decide a emprender en este momento. ¿Cuál es la realidad con la que se encuentra?
Se encuentra todavía en un ambiente en donde es marcada minoría, en donde le va a costar encontrar pares, le va a costar encontrar modelos a seguir. Cuando tú trabajas en un lugar, una actitud natural es buscar gente que admirar. Es como un rasgo natural que si tú eres alumno universitario, busques entre tus profesores en quién te podrías proyectar. Es difícil para las mujeres ser la única y encontrar modelos a seguir en donde puedan verse ellas mismas en el futuro. Entonces, lo que nosotros les recomendamos y hacia donde nosotros trabajamos es en aportarles esa red. Primero, conectarlas con sus pares, si son cinco mujeres en toda la carrera, entonces que participe en una organización como esta o similar en donde pueda hacer redes con otras mujeres que estén igual que ellas y puedan sentirse una más. Y dos, ponerles modelos a seguir, por eso hacemos tanta pega de visibilizar nuevos nombres.
Para hacer todo esto, ¿sienten que necesitan más apoyo del Gobierno?
En todos los países es irremplazable la ayuda del Gobierno. Es fundamental por nuestra estructura nacional. Si el Gobierno no se decide de una vez a que Chile sea un país abundante en talento de creación de tecnología el problema no se va a resolver solo. Ya somos como 15 ONG’s y podríamos ser 30, pero sin la convicción del Estado, no lo vamos a hacer. Podemos tener algunas iniciativas, transformar algunas vidas, pero transformar el país no es posible si es que el Estado no se decide a hacerlo.
La presidenta Bachelet hace poco decía “se necesitan más mujeres en tecnología”, pero si vemos lo que pasó con las últimas elecciones presidenciales, eran pocas las propuestas en materia de ciencia y tecnología.
Y peor aún, nosotros colaboramos con entes privados, como de Gobierno. Nos abren la puerta, con la mejor disposición, pero hablan del tema, hacen eventos del tema, pero no hay legislación, ni reformas a la educación que ataque el problema. Podemos seguir hablando diez años más, pero mientras no se metan al Ministerio de Educación y en el Ministerio de Economía no se solucionará el problema. Si ya la agenda de tecnología es difícil de instalar, la agenda de género en tecnología es una odisea.
¿El próximo cambio de mando de Michelle Bachelet, mujer de izquierda, a Sebastián Piñera, hombre ligado a la derecha, puede significar un impacto en la industria tecnológica?
Estamos expectantes. Más allá de si es hombre o mujer, necesitamos un presidente convencido de esta agenda, del avance de Chile en la tecnología en general y del rol de la mujer y de la diversidad en ese avance. Obama es hombre y en las últimas ferias de ciencias que se hizo en la Casa Blanca tuvo alusiones explícitas a la diversidad, ya que había organizaciones de mujeres, organizaciones de gays, de afroamericanos. Da lo mismo si es hombre o mujer, lo que importa es el convencimiento que tenga ese líder de lo importante que es la agenda. Si Obama lo hizo, no veo porqué nuestro líderes no pueden hacerlo.
¿Les serviría a ustedes, como Girls in Tech, que se conformara un Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación?
Sí y estamos todos expectantes y siguiendo al detalle sobre cómo va a salir ese ministerio. Tenemos mesas de trabajos, en donde también está País Digital, para hacerle seguimiento a este tema. Nosotros tenemos la expectativa de que ojalá la perspectiva de género y diversidad esté incluida en las bases del trabajo y si no es así, entonces que los líderes asuman esa tarea y crean en esto. Va a ser una agenda fuerte con la creación del ministerio.
¿Cuál es el balance que hacen ustedes durante el tiempo que Girls in Tech ha funcionado en nuestro país?
Hay cosas positivas. Por ejemplo, cuando recién partimos y yo estaba más sola, recién conformando el directorio, me acuerdo de haber ido a muchas reuniones en donde derechamente mi contraparte me decía “¿Ya, pero por qué Girls in Tech?, ¿por qué separas?, ¿por qué divides?, ¿por qué no son todos en tecnología” y yo tenía que ir dando toda una explicación de la diversidad y de lo que hemos hablado. Pero ya no. Creo que se ha hablado lo suficiente, como para que los actores entiendan cuál es nuestro punto y el de muchas otras organizaciones de porqué esto es importante. Hay mucho menos desconocimiento y cuestionamientos a la agenda.
Obviamente, igual hay gente que no cree en esto y esa gente no nos pesca no más. Pero por lo menos hay mayor conciencia de porqué es importante el aporte de nuevos actores al fortalecimiento de nuestra economía. Y hay mayor conciencia de que si las mujeres entran realmente al mercado laboral y participan, el PIB del país crece como en cuatro puntos.
Por último, ¿podrías resumir los tres grandes desafíos de las mujeres en el mundo tecnológico?
Fomento de nuevas vocaciones en ciencia y tecnología, que es lo que hacemos con Ingeniosas; capacitación y acceso a la inversión para las emprendedoras; y liderazgo y acceso al financiamiento para las mujeres que están en la academia.